El Dios que ama lo bueno no debe amar lo que es malo. No debe ni siquiera ser ambivalente hacia lo que es malo, lo que es dañino, lo que es destructivo. Debe odiarlo. El Dios de la Biblia se revela como un Dios de amor. Pero también se revela como un Dios que odia. Hemos estado buscando versículos donde la Biblia emplea palabras como "odio", "abominación" y "aborrecimiento", y han visto que Dios odia la idolatría y Dios odia la inmoralidad sexual. Hoy volvemos nuestra atención a esto: Dios odia la injusticia.